sábado, 12 de abril de 2014

DIARIO: Inter-Rail 2014, día 4: Berlin y nocturno a Bratislava


Después de dos duras primeras semanas en clase vuelvo aquí para seguir con mi relato del viaje de marzo. Llega ya el momento de dejar Alemania y a mis tres amigos para empezar el viaje en solitario a la capital eslovaca, Bratislava. A partir de ahora el ritmo de viaje aumenta, en las próximas dos semanas visito cuatro países: Eslovaquia, Hungría, Eslovenia e Italia. He aquí el último día en Berlin, día durante el cual el tiempo me acompañó y pude sacar muchas fotos.



Como bien cuento al final del capítulo anterior, durante la última noche no hay Cristo que pegue ojo. ¿La razón? Que somos tontos, básicamente. Iba a poner otro tipo de excusas pero solo iba a autoengañarme. La cosa es que mis tres amigos tienen que coger un avión a las nueve de la mañana. Hasta ahí bien. El problema surge cuando empezamos a debatir sobre la hora a la que habrá que levantarse, aquí es donde parecemos nuevos en el arte de madrugar. ¿El avión sale a las nueve? Vale, nos despertamos a las dos y media. Como lo leéis. DOS Y MEDIA. 2:30. 


En su momento nos parece muy inteligente hacer eso, hay que ir con hora y media de antelación al aeropuerto, el trayecto dura media hora, tardaremos otra media hora en llegar a la parada del bus, hay que recoger el cuarto, somos unos lentos, etc. Consideramos la opción de hacer cualquier otra tontería y no dormir, pero estamos que nos caemos del sueño. Total, que nos dormimos a las doce y media y dos horas más tarde ya nos despierta la cancioncilla de Colibritany (sí, como si no fuese lo suficientemente duro madrugar tanto, ponemos ésa de despertador). Empezamos a poner los colchones en su sitio (era un apartamento para tres y tuvimos que hacer arreglos para entrar todos) y de pronto se nos ilumina una lucecilla y nos percatamos de que tal vez no hacía falta madrugar tanto. Pues nada, a dormir una horilla más. B, S y yo nos tumbamos en uno de los colchones a medio colocar (léase medio colchón sobre la cama y medio en el suelo, no exagero) y cual moribundos tratamos de conciliar el sueño mientras D se ríe de nosotros y reproduce lo siguiente para ilustrar nuestra lamentable situación:




Así "dormimos" una hora con el Requiem de fondo y la luz encendida (estamos tan muertos que ni nos damos cuenta) hasta que al fin nos levantamos, recogemos las cosas y nos dirigimos al metro. El autobús lo cogen en Unter den Linden, donde nos despedimos y prometemos hacer la próxima quedada en alguna otra ciudad europea y repetir un viaje similar (y volver a intentar lo de Lord Voldemort). Decido ir andando a casa tranquilamente, haciendo fotos del amanecer en Berlin. Ya he metido suficiente parrafada, por ahora os dejo con las imágenes.

Casi no están puestas ni las calles

Brandenburger Tor

Schlossbrücke, en Museuminsel

Dom (y una grúa por ahí infiltrada)

Berlin es la ciudad de las eternas obras. La ciudad quedó completamente destrozada en la guerra y los más de 40 años de división tampoco ayudaron a que recobrase su esplendor. Por ello aún están en construcción muchos edificios que formaban parte del centro de la ciudad hasta los años cuarenta, como el Palacio Real, justo enfrente de la catedral, la Ópera, etc. Es una ciudad en constante cambio, si la visitas una vez cada diez años, siempre podrás notar la diferencia y ver cómo va avanzando la reconstrucción. 

Vuelvo al apartamento a dormir y recoger mis cosas. Preparo pasta para comer y salgo a dar un último paseo a eso de las dos, habiéndolo dejado todo preparado para coger la mochila después y salir, mi nocturno sale a las seis y media hacia Bratislava

Bajo del metro en Alexanderplatz y dando un paseo visito el Nikolaiviertel, barrio medieval con mucho encanto y nada que ver con otras zonas más modernas (no porque éstas carezcan de encanto, sino por el tipo de edificios y calles). Compro postales y caminando vuelvo a la Isla de los Museos, hago fotos de la catedral de día (al fin), paso por un animado mercadillo cerca del Bode Museum en el que por desgracia no me puedo quedar y vuelvo al apartamento pasando por última vez por la Gendarmenmarktplatz.



Reloj en Alexanderplatz

Nikolaiviertel y Fernsehturm, aunque suene a tópico Berlin es una ciudad de contrastes

Nikolaikirche

Estatua de San Jorge


Típica foto del Dom y la torre de televisión

Bode Museum

Gendarmenmarkt Platz

Una vez en el apartamento me aseguro de que no me dejo nada (unas tres veces), dejo todo lo que pueda necesitar en el tren en la parte superior de la mochila, saco billetes, papeles y demás cosas que me van a pedir y salgo dejando la llave en la mesa como me había dicho T, pero no antes sin sacar fotos a la increíble vista que hemos tenido durante cuatro días de la capital alemana desde un piso 20.


Miraba por la ventana y me quedaba embobada

Voy en metro a la estación principal, pero como soy una romántica quiero despedirme de la ciudad viendo por última vez la Puerta de Brandenburgo, al igual que la vi nada más llegar. Además la puesta de sol me permite sacar fotos de la misma con una luz distinta (la fotografié con todas las luces posibles xD).


Solo una más, lo juro

Brandenburger Tor

Llego con tiempo de sobra a la estación y antes que nada localizó mi andén, con lo grande que es la estación solo me falta estar ahí pululando y luego perder el tren. Una vez localizada la plataforma hago un intento de comer sano: me compro una ensalada. Como el viaje es largo, decido hacerme con un wrap vegetariano también, y menos mal, porque la ensalada no es, ni de lejos, comestible. No me dan salsa alguna y sabe rancia, por lo que muy a mi pesar acabo tirándola casi entera y ceno el wrap. Se ve que al universo no le apetece que yo pruebe la comida sana durante este viaje.

Del viaje en tren poco puedo decir, leo, intento dormir, vuelvo a intentar dormir, miro el móvil, estamos en la República Checa y ya no tengo internet, intento dormir, como, me echo encima de la mochila para intentar dormir, no lo consigo, una chica unos asientos más atrás pregunta cuándo van a apagar las luces, la revisora dice que no las apagan, asqueada intento irme a un compartimento, están todos llenos, vuelvo resignada a mi asiento, intento dormir, son las cinco de la mañana, falta media hora para llegar así que ya no dormiré, me lavo los dientes, lo recojo todo y... ¡Bratislava hlavná stanica! Lo que viene a ser la estación principal, me bajo del tren preguntándome qué me esperará en la capital eslovaca, país que piso ahora por primera vez.



Gastos por persona: 54'7€
Ticket 24h del metro: 6'70€ (dolió, y mucho)
Cena en el puestecillo sano: 9€
Tren a Bratislava: 39€ (compré demasiado tarde y se acabaron los tickets de 29€, pero haberlos, haylos). 



5 comentarios:

  1. A pesar del fastidio de madrugar las fotos que hiciste son increibles...
    Un saludo,

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  2. Ya sé que te lo digo en cada entrada y que al final me acabarás odiando por pesada, pero ¡qué maravilla de fotos! *-* Berlín de día, Berlín de noche, Berlín de madrugada, Berlín al atardecer... Pero qué bonito, che.
    Estoy deseando poder seguir leyendo cómo te fue y sobre todo que lo cuentes con ese humor tuyo tan característico.
    Un besico, corazón y mucho ánimo con las clases! :)

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  3. Me uno a este blog!!! Me encanta esta entrada y el maravilloso Berlín!!!
    PD: Preciosa foto de Hallstatt en portada.

    Saludos

    setratadeviajar.blogspot.com

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  4. Siempre he sentido curiosidad por hacer un Inter-Rail, y despues de leer vuestras diversas entradas me reafirmo en mis ganas de hacerlo alguna vez :)

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  5. Una pregunta, ¿como se pueden encontrar apartamentos en Berlin po ese precio? unos 15 euros

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